Voy a imaginar la vida,
y que no vale la pena
Morir. Pero es que si se quejan
De las rosas su belleza es en vano
por qué la aplastan, las hacen
Sufrir. Intosican sus cuerpos
Para que duren un poco más, pobres
Rosas envenenadas.
Una vez, una joven persona murió en
El bosque sin rastro de asesino,
Sin pistas sobre su cuerpo. Se dice que
Olvidó el sabor y el olor del mundo,
Y cavó una agujero profundo, donde enterró
Sus sueños y su castillo, con los pies en
La tierra y la cabeza en las nubes.
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